Mercadillo de Jesús Pobre de invierno


Después de la primera experiencia en verano, nos animamos el mes de Marzo a montar una parada en el Mercado de Jesús Pobre, ya que cada primer domingo del mes es la cita.

Se puede decir que es un mercado particular, ya que no es de dimensiones muy grandes y se realiza el montaje de los puestos de venta alrededor del precioso Riurau que queda en el centro. Allí se puede escuchar música en directo y degustar comida típica de la zona.

Pero aunque parece que todo el encanto de este mercado acaba ahí, recorriendo un par de calles hacia el centro del pueblo, se puede encontrar otro mercado paralelo de frutas y verduras , y puestos de comida ya preparada, recién horneada. Lo sabemos porqué una amiga nos trajo unas deliciosas cocas de verdura ecológica que pudimos degustar.

Comenzamos la jornada , bajando cajones al puesto, clasificándolos para ir montando mesas y acomodar objetos, intentando crear cierta armonía entre ellos. Vas conociendo tus vecinos de puesto , y sientes alivio, cuando compruebas que todo el día estaremos acompañados de buena gente. Tardamos cerca de una hora , montando y clasificando el material.

Cuando podemos relajarnos un poco, visitamos los puestos cercanos y apreciamos productos singulares, que te gustaría llevarte a casa , porqué si hay nivel, en vez de ver rivales, se puede intuir el nivel de calidad de este mercado. Todas las paradas están bien montadas, con telas que adornan las mesas y encima los productos estratégicamente colocados.

Los dos ejemplos de productos originales son este bolso, que sin saber para que se utilizaba, ya me pareció precioso, entonces , David nos explicó que era un bolso de tela (muy bien acolchado) que utilizan los ingleses para guardar la tetera , que aunque sea de cerámica no se puede dañar en el transporte.

El otro producto que nos llamó la atención de la parada de los vecinos, fue una miniatura de tienda hecha artesanalmente en madera, y con complementos de cartón, preciosa, que parecía alemana, me enamoré al instante de ella.

 

Nuestro cliente fiel, Miquel, el del restaurante en Denia, nos ha visitado, y como no, nos ha comprado algún producto. Esperamos algún día poder probar su famoso plato con verduras del Riurau de Jesús Pobre.

Comienza el bullicio de la gente que va recorriendo el mercando, mirando, preguntando, comprando, contándote que le recuerdan las cosas antiguas que vendes, como la mujer que nos compró un reloj despertador , de esos que se pliegan y se hacen una cajita ; cuando vi que le salia una lágrima, me dijo que su padre era relojero y que cuando murió, su madre lo vendió todo y ese reloj le recordaba la labor de su padre.

Un cliente holandés hizo que fuéramos al bar a probar la maquinilla de afeitar eléctrica antigua, porque la quería utilizar.

Pasan las horas, la música deja de sonar y cada vez hay menos gente, es la hora ya casi de comer, así que empezamos a pensar en recoger , procurando poner en cada cajón productos similares, para después ser mas fácil la selección. La lista de ventas, es larga, y se tiene que revisar.

Toca la despedida, nos damos teléfonos y esperamos, que en los futuros meses nos podamos reencontrar en Jesús Pobre, un mercadillo con un encanto especial.

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